LA RABIA

LA RABIA

La rabia termino por morderle el corazón y dejarla exhausta, y maltrecha aunque no hubiese más que heridas imaginarias.

Envidiaba el terror al olvido, y cada día al levantarse preparaba el altar de los recuerdos, encendía las velas de la lejanía, suspiraba y a solas se decía… otro día mas sin verte, entonces…

Le recordaba cómo se desnudaba su alma, y como intentaba que ella hiciera lo mismo para que no le doliesen las palabras de nadie, dichas en la inmensidad del tiempo, y  en un olvido muy recordado.

La envidia a las noches cada vez eran más fuertes, ya no había sabores de nadie en sus labios, ni  su olor  en el pecho de su amado, sus manos olían a crema de noche, y su pelo se volvía liso porque ya no lo acariciaba haciendo olas con ellos.

Y quiso sembrar de nuevo amor en un campo vacio de todo, ni una sonrisa en el cielo, ni la brisa acariciando su cara, solo mirando la arena cálida pensaba en él, y entonces, susurraba su nombre y sus versos, sus suspiros, y al final… su adiós dolía mas aun.