Me agarre a la hiedra de tus manos, de tus historias, de tus sonrisas.
Me hice fuerte en esos momentos, y supe que serias mi vivir diario, mi lluvia, mi mar y mi rio, todo lo sentí desde que apareció la hiedra que me hizo subir hasta el cielo, después de pasear por la niebla de mi destino.
Al principio fue una ramita pequeña, sin más color que el de sus hojas que aparecían a la vida, y después se fue tejiendo un hermoso manto, que me lleno de colores en el sótano donde había vivido siempre.
Quizás no es eso lo que deseas en tu juventud, o quizás es que ni sabes cómo es la vida, después va pasando y entiendes que ya no aparecerá un enorme roble donde sujetarse, pero cuando llega la hiedra… todo lo transforma hasta tus sueños.
Y sucedió una vez más, sucedió que me enamore, que la vida me rescato de un día mas sin emoción, y recibí mil sensaciones olvidadas, o no vividas, ya ni me acuerdo, eso sí, supe que eran las ramas de la salvación, y no el árbol de la seguridad…
Bendita esa hiedra que te llenó de tan bonitas sensaciones.Besicos
ResponderEliminarUn beso Lola.
ResponderEliminarTUS LETRAS ENTRELAZAN SENTIMIENTOS.
ResponderEliminarABRAZOS
He estado unos días alejada de vosotros, pasare a visitaros a cada uno. Muchas gracias por vuestra amistad. Un abrazo.
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