Miraba la bahía desde el acantilado, la tarde caía, la noche llegaba, la sal besaba mis labios acompañada de la brisa, mi cuerpo gemía, mis ojos lloraban.
Llegara despacio, al alba, cuando rendida este esperándote, me pillara sin fuerzas, no me resistiré, no luchare, y seguro, seguro, que no te olvidare, ni pasando el tiempo, y sin luz, ausente de mis ojos, ausente de tus caricias, pero mis manos acariciándote en las noches eternas de mi alma sin cuerpo.
Ausente pero con presencia plena.
ResponderEliminarBesos
Pues no da la sensación de que estés ausente........bueno a veces ocurre que nuestra mente y nuestro cuerpo no están en el mismo lugar.Besotes Lola
ResponderEliminarque fea que es la esencia pues se siente la soledad del alma un besazo mi lola
ResponderEliminarHay ausencias que duelen y otras que se agradecen. Hay ausencias que no son ausencias cuando ella misma pesa mas que la presencia.
ResponderEliminarTe dejo un beso Lola y se feliz!
Intensa nostalgia
ResponderEliminarAbrazo
Hola José Manuel, es verdad lo que dices, siempre siempre con su presencia plena. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
ResponderEliminarAmiga Charo, la ausencia a veces no se nota más que en el corazón de quien no se acostumbra a esa ausencia. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
ResponderEliminarHola hadama, en el día a día hay de todo, en los sentimientos cualquier lagrima te deja extenuada, la ausencia la que mas.
ResponderEliminarHola Gilberto, pues si que hay ausencias que se agradecen, pero mi ausencia… cuando llego al corazón se quedo triste y siempre siempre ausente.
ResponderEliminarUn abrazo gracias por tu visita.
Hola Lapislázuli, mucha y muy intensa mi nostalgia, aunque hay ratos que se me olvida. Gracias por tu comentario. Un beso.
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